La forma de ver las cosas por el ojo
humano es muy variada cuando de experiencias se trata, no es fácil lidiar con todo
esto, por lo general culpamos a Dios por las miserias del mundo cuando hemos
sido nosotros mismos quienes lo hemos llenado de iniquidad y odio, no es
mentira, basta mirar las noticias en la tele un rato para ver un poco como esta
todo. La característica negativa más común y notoria en el ser humano
probablemente sea el rencor, ese óbice negro que se ancla ahí en nuestro
espíritu como una anemona ponzoñosa negándose a soltarnos, deshacerse de ese
veneno resulta para muchos algo titánico de lograr la mayoría de las veces por
negarse a abrir su corazón, no es nada fácil limpiar el corazón de la mugre al
que solemos exponerlo casi a diario usando como excusa la misma razón de que el
mundo es así.
¿Alguna vez han escuchado en una
conversación cotidiana con alguna amistad, como esta sufrió un percance amoroso
o amistoso y le fue sumamente mal? De
seguro que sí, nos pasa a todos, nadie se salva de eso, quizás ¿un amig@ cuya
pareja le hizo una mala jugada, o un amigo quien lo traiciono estafándolo o pagándole
con una mala moneda el que le brindara su amistad sincera y desinteresada?, son
clásicos, jamás faltara alguien de tus amistades o familiares que sufran eso y
quieran contarte. La cuestión es que al final siempre se sueltan la frase que más
suelo escuchar, “Por eso uno se vuelve un desgraciado con los demás, de ahora
en adelante seré malo y desgraciado con la gente” o “con los hombres hay que
ser unos perros, no creeré más en ellos” o viceversa ya sea si es hombre o
mujer, también está el “Mi amigo me traiciono, fui bueno con él, lo ayude y al
final me dio una puñalada por la espalda”, es típico, lo he escuchado muchísimas
veces, siempre que escucho esto me hace pensar.
Hace poco conversando con una
amiga me contaba exactamente lo mismo, muy enamorada de su novio, sobre como
era feliz viviendo su amor idílico ideal y como todo iba de maravilla hasta que
lo descubrió engañándola, lógicamente todas estas situaciones son sumamente
dolorosas, nadie quiere ser traicionado o engañado o cortado, pero mucho más
mala fue la afirmación final, decidida y aparentemente tajante que tomo
diciendo “No volveré a creer en los hombres, no seré más la dulce estúpida, de
ahora en adelante seré una Coño d$%”&]! con los hombres”, por supuesto era
algo que indudablemente me esperaba así que decidí por primera vez opinar sobre
tal caso y hablar con ella explicándole mi punto de vista, entonces le dije: “¿En
serio? Entonces no has entendido nada, no has aprendido nada, tantas lágrimas,
tanto sufrimiento, tanto dolor, tanta lucha para nada, simplemente sufriste por
nada, perdiste el tiempo” lógicamente ella me pregunto algo sorprendida por
qué, y le explique: “La providencia ha puesto esta tremenda experiencia de vida
delante de ti, en la que sufriste y lloraste para que sacaras provecho de ella,
los problemas no importa de qué índole están dirigidas a hacernos cada día más
sabios, por eso le dicen experiencia, son enseñanzas de vida, están para que
las aceptemos con verdadera humildad, con amor, para que aprendamos de ella y
cada día ser mejores personas, escúchame bien, mejores personas, no peores.
En cambio tú has decidido echar
todo a la basura y portarte con una niña de 6 años que se molesta porque su
mama no le llevo al parque, diciendo que de ahora en adelante serás peor
persona que antes llenándote de rencor contra los demás incluyendo personas que
aún no conoces ya que hablas de futuros hombres creo yo, entonces no entiendo dónde
está tu aprendizaje, entonces no entiendo cuál fue la finalidad de vivir todo
eso, ¿de qué te sirve sufrir si no saldrás fortalecida de todo ello? ¿Qué aprendiste?
¿Cuál es tu fin entonces? ¿Quieres ser adulta? Entonces asume tu adultez y
afronta los problemas con madurez, no como una niña de 6 años molestándote y
pataleando. Toma decisiones sanas, equilibradas que estén dirigidas a algo
positivo, entrégate al amor, confía en dios, se mejor persona y no caigas en el
error de llenarte de rencor contra el mundo solo porque sufriste un desengaño,
no le eches la culpa a los demás por no saber ver en tu interior el tamaño de
la experiencia que tuviste y la forma en que debes afrontarlo, o sigue
perdiendo el tiempo, no saques provecho a la experiencia y se peor persona cada
día condenándote a repetir los mismos errores siempre, tu escoges”. Luego que
le dije todo esto me miro y se quedó pensativa, debo decir que afortunadamente
no se lo tomo a mal y aunque luego dijo poco, algo dubitativo, en su expresión
vi que lo que le dije al menos la hizo pensar un poco, me alivio la posibilidad
de que así podría haber sido.
No solo pasa en el amor, pasa en
todos los aspectos de la vida, ese tipo de malas experiencias están dirigidas a
eso, hacernos más prudentes o sabios cada día, siempre, pero por lo general nos
dejamos llevar por la rabia inmadura de lloriquear por no conseguir que las
cosas pasen en la forma en que nosotros queríamos o esperábamos. El mundo
siempre será una apuesta, una lotería, unas veces reiremos y otras lloraremos,
es así que poco a poco las buenas y malas experiencias van formando fuerza de
carácter y valores en nosotros, y mientras unos le echan la culpa a Dios o a
los demás, otros preferimos verlo desde el punto de vista más analítico y pensar
el porqué de las cosas un poco más en profundidad, por ejemplo ¿que hicimos o
dejamos de hacer para que todo terminara mal? recordemos que la contemplación
profunda trae consigo la compresión y mientras más compresión de las cosas que
nos pasan y nos rodean acogeremos con mejor actitud todo, entonces ¿Por qué
llenarnos de rencor? Sé que este
comportamiento es muy común como ya dije pero que necesario es analizarlo y
enmendar si piensa usted que debe hacerlo para madurar mucho más y ser más
felices de alguna u otra forma. Debemos eso sí, en el futuro, estar más alertas
y ser más cuidadosos, entendiendo dentro de todo esto que es válido siempre el
“error y acierto” como piedra angular del aprendizaje. Siempre sonriamos con
inmejorable espíritu de lucha, buen corazón, altruismo, siempre dispuestos a
ayudar, no dejarnos llenar de la basura que otros nos echan, ahí está, repito, problema
a problema, ser mejores personas.
Miguel Ángel Carrera Farías. Venezuela.
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